Barrio Inglés
Sabemos que Buenos Aires tiene barrios donde ciertas comunidades son mayoría como el famoso barrio chino, pero conocen el barrio inglés Fue un emprendimiento del Banco El Hogar Argentino, construido alrededor del año 1923 en Caballito El por qué de este nombre no tiene explicación unánime.
Algunos sostienen que en las primeras épocas vivían en sus casas altos empleados del Ferrocarril. Sin embargo, estas casas no fueron financiadas por la propia empresa, y diseñados por arquitectos ingleses que hacían casas similares, por no decir iguales, importando hasta los ladrillos de Inglaterra. Estas residencias no responden en absoluto a estas características Recordemos que en esa época los ferrocarriles eran ingleses y que se estatizaron en 1949
Son, por lo general, casas de planta baja y un piso superior, todas con la misma superficie de terreno y metros cubiertos, muchas con verja y jardincito a la calle, realizadas por varios arquitectos entre ellos Coni Molina, Pedro Vinent, Eduardo Lanús en distintos estilos, que van desde típicos chalets ingleses, hasta otras estilo vasco, Tudor, neoclásicas, Georgianas y eclécticas. Los historiadores de la ciudad saben que estas tierras fueron compradas por el Banco en los años 20 ,quizás como loteo de alguna antigua quinta de las tantas famosas que había en Flores, luego parceladas, y vendidas con las casas ya construidas. Una gran placa de bronce instalada en la calle Nicolás Videla recuerda el nombre de su homónimo funcionario del Banco, que debe de haber sido el gran propulsor de la empresa, llevada a cabo con tanta eficacia como buen gusto. En muchas páginas que dan información sobre este barrio, se repite un dato curioso: se afirma que ninguna de sus casas posee garage porque a los funcionarios que allí vivían , supuestamente altos funcionarios del mítico Ferrocarril, los pasaban a buscar autos con chofer. Esta información me resulta inverosímil de sólo calcular cuántos autos y choferes deberían ser empleados para estos hipotéticos y cómodos ejecutivos, aun estimando uno por cada dos casas. Dejando cálculos aparte, la imbatible realidad desmiente totalmente esta teoría porque cualquiera que recorra las apacibles calles recuadradas por Pedro Goyena, Emilio Mitre, Valle y Del Barco Centenera podrá comprobar que la gran mayoría de estas casas tienen, efectivamente, garage.
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